Los aliados votando a favor de las normas que impulsa la oposición generó preocupación en la Rosada. El efecto campaña electoral.
Milei apuesta a que el Senado rechace las leyes previsionales o usará el veto
El trago amargo que representó las leyes que obtuvieron media sanción en Diputados llevó al gobierno a recurrir a la amenaza del veto. En la Casa Rosada justifican su anuncio en que estas leyes, la moratoria jubilatoria, la actualización de estos haberes, el incremento del bono y la ley de emergencia en discapacidad, rompen el déficit cero que Javier Milei lo considera como una especie de primer mandamiento.
Un argumento falaz al que se recurre para ocultar que al Presidente poco le importa la suerte de los jubilados y discapacitados. Ayer, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, insistió con el veto si el Senado llega a sancionar estos proyectos. En la Rosada advierten que recurrirán a lo que llamaron «los 87 héroes», que es el número de diputados necesarios para que la Cámara baja no logre revertir el veto.
A partir de ahora, comenzará una verdadera guerra de presiones: fundamentalmente desde el gobierno hacia los gobernadores y los legisladores que le responden. Hay en la Rosada cierto grado de preocupación. Pero también los bloques de la oposición tendrán que «operar» con sus mandatarios e incluso diputados y senadores para que no «caigan en la tentación» que les pueda ofre el oficialismo.
Según consigna el artículo 83 de la Constitución, una vez que se realice el veto del mandatario, la Ley volverá a la Cámara donde comenzó el debate
Según consigna el artículo 83 de la Constitución, una vez que se realice el veto del mandatario, la Ley volverá a la Cámara donde comenzó el debate para que se pueda votar por sí o por no donde el voto afirmativo representa la insistencia –en esta caso de los diputdos– de la ley o leyes votadas. Si el rechazo se aprueba con dos tercios de los votos, pasaría a la Cámara de revisión, en este caso, al Senado. Si una Cámara no rechaza el veto, ya es suficiente para que la ley se caiga y el proyecto no pueda volver a debatirse durante las sesiones de este año.
A esto es lo que apuesta el gobierno nacional y para eso necesita del apoyo de gobernadores y, en el caso de la Cámara baja, las 87 voluntades que respalden el veto. Es por ello que el desafío de la oposición es doble: en principio tienen que lograr que el texto sea aprobado en la Cámara de Senadores y luego, una vez que Milei haga lo que prometió, que es un veto total, deberán conseguir los números necesarios para rechazarlo.
El Presidente, si la ley es aprobada por la Cámara Alta, tendrá diez días hábiles para hacer el veto total o parcial, y deberá ser firmado, además, por algún ministro de su gabinete
Más allá de los detalles de procedimiento parlamentario, lo cierto es que en la nómina de votantes a favor de estas iniciativas hay legisladores que estaban acompañando al oficialismo. Este es un dato que generó preocupación porque figuran los tres tucumanos del bloque Independencia, que responden al gobernador Osvaldo Jaldo, las salteñas Pamela Caletti y Yolanda Vega de Innovación Federal; y Nancy Picón Martínez, de Producción y Trabajo en San Juan. Dentro del PRO, Héctor Baldassi también tomó distancia del gobierno y votó a favor, al igual que los radicales Fabio Quetglas, Roberto Sánchez, Natalia Sarapura y Julio Cobos.
Una de las razones por la que estos dejaron (momentáneamente) la carpa oficialista es la falta de respuesta por parte de la Casa Rosada con estas provincias. En general los gobernadores se quejan de que Milei pide mucho y da muy poco. Por otra parte, ya está la campaña electoral en marcha y todos los gobernadores tienen diputados que deben renovar bancas y nunca está de más tener un perfil más opositor a la hora en que se abran las urnas.