Tras la dura derrota electoral del oficialismo en Buenos Aires, el presidente Javier Milei convocó a los gobernadores a una mesa política nacional. Sin embargo, la propuesta fue anunciada informalmente, a través de un tuit del vocero presidencial, y hasta ahora no tiene fecha, temario ni convocatoria oficial. Como era previsible, las respuestas de los gobernadores fueron variadas, aunque en su mayoría marcadas por el escepticismo, la molestia o el rechazo.
El salteño Gustavo Sáenz fue uno de los más críticos. Recordó que la Nación incumplió acuerdos de obra pública y promesas electorales, y cuestionó la falta de reciprocidad del Gobierno: “A mí me cagaron en las obras y en lo electoral. Y después pretenden que los acompañe. La lealtad es una avenida de ida y vuelta”
El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, que había sido uno de los más cercanos a Milei, también endureció su postura: “Si no se discute la coparticipación, no vamos a Casa Rosada. Los recursos coparticipables son nuestros. Antes de citar, hay que tener una propuesta concreta”.
Desde Corrientes, el radical Gustavo Valdés fue tajante: “¿Vamos a hablar en serio o es otra foto? Ya tuvimos la del 9 de julio y no pasó nada. No queremos más fotos vacías”.
El bonaerense Axel Kicillof directamente afirmó que nunca recibió un llamado de Milei, a pesar de haberlo solicitado formalmente. “Me parece un personaje repudiable, pero institucionalmente deberíamos tener un diálogo respetuoso”, sostuvo. Además, señaló que “los bonaerenses ya le dijeron ‘hasta acá’ al presidente”.
Otros mandatarios del peronismo, como Ricardo Quintela (La Rioja) o Gildo Insfrán (Formosa), también expresaron fuertes críticas. Quintela fue contundente: “Este gobierno está en su etapa final. Puede estallar el país. Es un análisis basado en datos”.
Insfrán, por su parte, ironizó sobre la mesa propuesta: “¿Qué solución podemos obtener con los mismos protagonistas del desastroso gobierno que estamos teniendo?”.
Desde Santa Fe, el gobernador Maximiliano Pullaro dijo valorar la idea del diálogo, pero criticó duramente la forma: “No se puede agredir ni maltratar desde la comunicación. El Gobierno sigue sin escuchar y paralizado”
En la misma línea, el gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, remarcó que no puede haber diálogo si no se cumplen los acuerdos previos: “No cumplió con ninguno. Siempre estamos dispuestos a dialogar, pero queremos concreciones, no dilaciones”.
Desde Tierra del Fuego, Gustavo Melella rechazó la informalidad del anuncio y reclamó cumplimiento de compromisos: “Primero que cumplan con lo que deben. No vamos a sentarnos por una campaña política porque les fue mal el domingo”.
San Juan fue una de las pocas excepciones. Su gobernador, Marcelo Orrego, fue el único que confirmó su asistencia: “Voy a decir presente. La unidad nacional es una necesidad, más allá de los colores políticos”.
También el catamarqueño Raúl Jalil y el santiagueño Gerardo Zamora dijeron que esperarán una convocatoria formal. Pero advirtieron que, de concretarse, habrá reclamos fuertes.
En Córdoba, donde gobierna Martín Llaryora, señalaron que sin una reunión previa de ministros para fijar una agenda, la convocatoria carece de sentido.
“Así como está planteada, es solo para la tribuna”, señaló un funcionario provincial
El gobernador de Jujuy, Carlos Sadir, dijo que hasta ahora “no hay nada oficial”, aunque ratificó su disposición al diálogo, siempre que haya temas concretos y cumplimiento.
En tanto, el misionero Hugo Passalacqua no se pronunció sobre la mesa, pero sí destacó la demanda de más federalismo expresada en las urnas por los ciudadanos.
La iniciativa del Presidente de convocar a una mesa política con los gobernadores confirma la creciente fractura en el diálogo con las provincias.
Esa falta de consensos amenaza con poner en juego la gobernabilidad, ya debilitada por un plan económico que muestra su agotamiento en su impacto social, y por un Gobierno Nacional que parece paralizado frente a escándalos y derrotas cada vez más frecuentes.
El Ejecutivo debe pensar más allá de las reacciones electorales. Argentina necesita que se dejen de lado las especulaciones y se tomen decisiones en conjunto con las provincias, en función del bienestar de la sociedad.
