La marcha convocada para este miércoles pone a prueba al Presidente, a la ministra de Seguridad y al vínculo con la administración porteña. Reuniones y tensiones subterráneas
Cuando la invitó a formar parte de su gabinete, Javier Milei le dijo a Patricia Bullrich que necesitaba que se hiciera cargo del Ministerio de Seguridad para mostrar resultados y ordenar el espacio público. Además de las negociaciones políticas y los acuerdos previos al balotaje, la invitación implicaba un aspecto fundamental: la necesidad del presidente entrante de delegar un área tan sensible en una figura de alto perfil como la ministra y de brindar soluciones para contrarrestar la batería de pésimas noticias que la administración libertaria tiene previsto dar en el rubro económico en los próximos meses.
“Necesitamos buenas noticias”, fue el pedido que le hizo Milei a Bullrich en las negociaciones posteriores al triunfo, antes de desembarcar en Casa Rosada
La ex candidata presidencial se encuadró rápidamente, aún cuando Mauricio Macri, por entonces mucho más furioso que ahora -a pesar de que, según trasciende, sigue con precaución los primeros días de gobierno-, no aprobaba el ofrecimiento y la aceptación, según él unilateral, de su ex ministra. Bullrich se desentendió del reclamo del ex presidente, siguió adelante con su desembarco y a fines de la semana pasada anunció la puesta en marcha del protocolo anti-piquetes que este miércoles pondrá a prueba, en el primer gran desafío callejero de Milei: la movilización del 20 de diciembre a 22 años de la crisis que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa.
“Patricia tiene que mostrar firmeza, pero tampoco se puede pasar de 0 a 100 de un día para el otro”, reconoció ayer una fuente del Ministerio de Seguridad nacional.
Es que ayer, mientras la ministra presentaba en Rosario, Santa Fe, el “Plan bandera” para reforzar la seguridad en esa ciudad y combatir la violencia narco, en la plana mayor del Ministerio de Seguridad porteño se intensificaban las reuniones para ultimar los detalles del operativo de este miércoles que, en CABA, corren por cuenta exclusiva de la policía local. Existía, en ese sentido, una solapada crítica a los anuncios de fines de la semana pasada de Bullrich, que oficializó la puesta en vigencia del nuevo protocolo que, según la ministra, prohíbe los cortes de calles cortar calles que coarten la libertad de circulación. Bullrich fue un paso más: dijo que los costos de los operativos policiales serán solventados por las organizaciones sociales que se movilicen.
Un homenaje literal al tema que publicitó durante su campaña: “El que las hace, las paga”
“El protocolo es un cúmulo de declaraciones de principios, nada más”, resaltaron ayer fuentes de la administración porteña. La semana pasada, no cayó del todo bien que la ministra nacional anunciara primero el protocolo y que, recién después, recibiera en su oficina a las autoridades de la Ciudad. Lo cierto es que este martes, 24 horas antes de la movilización, las autoridades nacionales y porteñas prevén reunirse en las oficinas de la calle Juan Andrés Gelly y Obes de Bullrich para terminar de consensuar el operativo.
En ese contexto, la marcha de este miércoles pone a prueba no solo el desafío de las organizaciones sociales, el liderazgo de Bullrich y el orden del espacio callejero que Milei y la ministra pretenden para su gestión, si no también la coordinación entre Nación y Ciudad en un rubro caro a la demanda de buena parte del electorado que se inclinó por la propuesta libertaria. El Presidente tiene, en ese plano, un as bajo la manga: el fracaso de cualquier operativo conjunto, con Bullrich de ministra y Jorge Macri a cargo de la administración porteña, tendrá el sello del PRO.
En la Ciudad se percibe mucha más cautela que en Nación: dicen que Bullrich mantiene una postura “inflexible”
Después de algunos cortocircuitos internos por la difusión de la investigación en torno al hombre que le arrojó una botella al presidente durante el acto de asunción, el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, bajó el perfil. Hoy debería reunirse con su par nacional junto a Diego Kravetz, secretario y jefe de la Policía de la Ciudad.