La segunda etapa del Programa de Incremento Exportador («dólar soja 2») permitió que el Banco Central aumentara sus reservas en 457 millones de dólares.
se comercializaron más de 1,7 millones de toneladas de soja, lo que permitió la compra de divisas del Banco Central (BCRA) por 457 millones de dólares
En la primera semana de vigencia de la nueva edición del Programa de Incremento Exportador (PIE), popularmente conocido como «dólar soja 2», se comercializaron más de 1,7 millones de toneladas de soja, lo que permitió la compra de divisas del Banco Central (BCRA) por 457 millones de dólares, en su propósito por engrosar las reservas.
De esta manera, concluyeron los primeros cinco días de la segunda puesta en marcha del denominado “dólar soja”, que establece un tipo de cambio diferencial de 230 pesos por dólar para el complejo sojero hasta el 31 de diciembre.
Es por eso que el precio de la tonelada de soja se movió durante la semana en un rango que fue de los $ 82.000 a $85.000 la tonelada en el mercado local, lo que dinamizó el volumen de negocios en las plazas bursátiles y los puertos.
En esta oportunidad, el volumen vendido por los productores se ubicó de forma marcada por encima de la comercialización diaria de las semanas previas a la vigencia de la medida, cuyo promedio oscilaba entre las 60.000 y 70.000 toneladas.
En la edición de diciembre de 2021 la comercialización de soja alcanzó las 14 millones de toneladas y la liquidación de divisas los US$ 8.125 millones, una suma histórica sin precedentes en la historia del sector y que ayudó a consolidar el acumulado récord entre enero y noviembre de este año.
n la edición de diciembre de 2021 la comercialización de soja alcanzó las 14 millones de toneladas y la liquidación de divisas los US$ 8.125 millones
Sin embargo, y más allá de que la participación de los productores fue masiva en el PIE de septiembre y que hoy también se mantiene en un buen número, el programa cuenta con críticas de las entidades rurales, que ven a la medida como un «parche» y no una solución de fondo, pero además, encendió las alarmas en las cadenas agropecuarias ante el riesgo de que se produzca un encarecimiento en los suministros para las actividades, sobre todo, en los alimentos para los animales a base de soja.