El gobierno de las Islas Malvinas construirá un nuevo puerto para competir con Ushuaia: ¿Qué consecuencias traerá?

Por: Stefano Boubeta

Recientemente, el gobierno de las Islas Malvinas realizó un gran avance en el proyecto de sustitución de la instalación portuaria ubicada en Puerto Argentino, conocida como FIPASS (Sistema de Puerto Interino y de Almacenaje de las Islas Malvinas) que databa desde la época de la guerra.

El Consejo Ejecutivo kelper aprobó dos documentos de suma importancia para desarrollar la construcción de un mega puerto que competirá directamente con el de Ushuaia

El primer documento autoriza las negociaciones con el emblemático astillero Harland & Wolff – compañía que construyó el RMS Titanic – siendo seleccionado como socio preferente para el desarrollo de los elementos marítimos de la nueva instalación portuaria, realizando los muelles flotantes que soportarán toda la estructura.
La aprobación de este primer documento permite a los funcionarios isleños iniciar conversaciones sobre los términos del contrato y los plazos del proyecto.
La elección de Harland & Wolff no fue al azar, esta fue la encargada de construir las instalaciones portuarias existentes hace más de cuatro décadas.
El proyecto, que se calcula que tendrá un costo estimado de entre 100 a 120 millones de libras esterlinas – aunque el precio final se determinará durante las negociaciones – no solo buscará modernizar las instalaciones portuarias que datan desde la posguerra, sino que también, intentará adecuar estratégicamente la zona para una eventual economía hidrocarburífera, si es que las islas logran explotar gas o petróleo en el futuro.
Además, el nuevo puerto permitirá que el archipiélago pueda ampliar el dragado y mejore el sistema de amarre de grandes embarcaciones, tales como buques de la armada, cargueros, pesqueros, cruceros trasatlánticos e incluso barcos científicos y expedicionarios que harían base para llegar a la Antártida.
Por su parte, la aprobación del segundo documento permitirá una nueva licitación para la construcción de la ruta de acceso y la calzada del puerto, ubicada al oeste de la actual.
Esta parte del proyecto se basará en diseños y estudios existentes realizados por la empresa BAM Nuttall, la cual había sido licitante hace unos años, cuando finalmente el proyecto se terminó cancelando.
Antes de que se lance la nueva licitación, el equipo del proyecto actual perfeccionará el diseño anterior para poder adaptarlo a las especificaciones marítimas, haciendo que el llamamiento a licitar tarde un tiempo.
En sintonía con todo el proyecto, el consejero de las Islas, Mark Pollard, destacó la importancia estratégica del puerto para la economía isleña, expresando optimismo en abordar este desafío junto con Harland & Wolff y el licitador que resulte exitoso para la realización de la infraestructura vial.

el Gerente del proyecto, Paul Silvanus, reveló una fecha estimativa para la conclusión de las obras: “nos hemos impuesto como fecha de finalización de todos los trabajos hacia fines del 2027”

De esta manera, tras algunos años de debates sobre costos, recursos e impactos medioambientales, y proyectos rechazados, las autoridades kelpers lograron dar un paso importante en el reemplazo del actual puerto, reflejándolo en un comunicado oficial y en las declaraciones de varios miembros involucrados.
Sin embargo, todo esto presenta un gran problema para nuestro país. La decisión de construir este puerto introduce una nueva hipótesis de conflicto entre la Argentina y el Reino Unido por la disputa territorial de las Islas, a pocas semanas de que el Canciller británico David Cameron las visitara y reivindicara la posición invasora de su país en el territorio, afirmando que los kelpers serán apoyados y ayudados hasta que los propios habitantes así lo deseen, augurando “que [las islas] quieran ser británicas por mucho tiempo, posiblemente para siempre”.
A su vez, esto viene acompañado del reciente anuncio de que Inglaterra, a través del gobierno de las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, extenderá unilateralmente el control sobre la zona marítima de Malvinas y sus islas aledañas, ampliando 166.000 kilómetros cuadrados a los 283.000 en los que ya regía la zona de exclusión, donde están prohibidas ciertas actividades económicas como la pesca.
Esto mencionado, complica cada vez más la situación y el trato entre ambos países en disputa, algo que parecía improbable en un primer momento, cuando hace unos meses atrás el presidente Milei y el Canciller Cameron se reunieron en Davos.
De todas maneras, el accionar de Reino Unido puede ser tomado como una respuesta provocadora a la política activa de los gobiernos argentinos en relación a la Antártida, con los viajes, por un lado, del expresidente Alberto Fernández y, por otro lado, del actual presidente Javier Milei a las bases científicas presentes en el continente blanco.

Recordando que para las administraciones británicas es vital el mantenimiento de Malvinas para poder reclamar como propia una parte de este continente luego de que el Tratado Antártico se ponga en discusión a partir de 2048

A su vez, el giro instigador del gobierno británico puede ser visto como una tentativa para evaluar la flexibilidad y los grados de maniobra del gobierno argentino ante estos acontecimientos de cara a futuras negociaciones y discusiones. De esta manera, al país anglosajón le puede servir para orientarse ante las posibles maneras de actuar y de percibir a un nuevo espacio político que era desconocido en la política nacional e internacional.
Desde la administración del actual gobierno argentino hay preocupación por este avance sobre los territorios en disputa aledaños a las islas, y sobre cómo repercutirá la realización de un nuevo puerto para competir y tratar de quitarle beneficios económicos al puerto de la ciudad de Ushuaia.

Todo esto, seguramente, con el paso de estas semanas, irá tornando la situación mucho más compleja y tensa, generando disputas mayores que dificultarán el trato y el intercambio por medio de la vía diplomática, algo que Reino Unido espera lograr para que, de este modo, se puedan congelar por un tiempo las posibilidades de actuación de la Argentina ante este conflicto latente, evitando preocupaciones en un futuro cercano. Accionares que el país británico suele realizar para seguir dilatando la cuestión y así poder esquivar las negociaciones a las que la Organización de las Naciones Unidas insta, hace casi 60 años, a través de la Resolución 2065 en dónde marca que existe una controversia no resuelta.

– Con información de Clarín, RT y Reporte Austral. –