La idea de «fundir» a las provincias, elaborada por el presidente Javier Milei como «vendetta» ante la caída de la Ley Bases, parece tan vigente como el primer día. Y empieza a inquietar en el peronismo de la provincia de Buenos Aires y en el gobernador Axel Kicillof.
El Presidente Javier Milei respaldó un pedido para dejar de pagar impuestos en la provincia de Buenos Aires
Milei respaldó hoy un provocador -e ilegal- planteo del diputado José Luis Espert, quien llamó lisa y llanamente a una «rebelión fiscal» contra el Gobierno bonaerense.
Acaso olvidando que la administración que representa quiere reimplantó ganancias, no da marcha atrás con las retenciones, subió el impuesto país y elevo la presión impositiva, en sentido contrario a las promesas de campaña.
«Parece que cuando habla del derecho de propiedad el Gobernador, no entiende que subir los impuestos netos es una violación del derecho de propiedad…», ironizó desde la red social Twitter, donde tiene la mayor parte de su actividad política.
Reacción y bronca del peronismo contra Javier Milei
Sorpresivamente el peronismo bonaerense reaccionó ante el planto de Javier Milei. Incluso el PJ Bonaerense emitió un comunicado de repudio. «Es muy grave e irresponsable la actitud del Presidente de la Nación (…) está abiertamente llamando a una rebelión fiscal en la Provincia», planteó el partido.
La tibieza del planteo contrastó con lo que en el mismo sentido expresó el intendente de La Plata, Julio Alak, también mediante las redes sociales. El ex ministro de Justicia puso en relieve la «gravedad institucional» de los dichos de Espert y de Milei.
Pero además reparó en la ilegalidad de dichos planteos toda vez que son contrarios a la Constitución. ¿Insinuó Alak que son causales de juicio político?
Otros intendentes apelaron a la ironía para hacer pública su posición en un contexto de máxima tensión. Desde Castelli, Francisco Echarren ironizó: «Parece que los 17 millones de bonaerenses tampoco somos gente de bien».
El mandamás peronista recordó que durante la campaña, Milei dijo que iba a gobernar «sólo para la gente de bien». Ensayó, bajo esa premisa, la conclusión de que ni los jubilados, los trabajadores, los científicos y los docentes no lo son, ya que cargan sobre sus espaldas la parte más pesada del ajuste.