La petrolera con mayoría estatal atravesó una situación compleja durante el gobierno de Macri y la pandemia. Hoy se recupera con costos de producción similares a los de Permian, el yacimiento de Shale de Texas más eficiente.
El 16 de abril de 2012, Cristina anunció la decisión de expropiar el 51% de las acciones de la empresa que estaban en manos de la española Repsol
Se cumplieron 10 años desde que el Estado retomó el control de la petrolera YPF en una nacionalización que se convirtió en uno de los hitos más importantes de la segunda presidencia de CFK.
El 16 de abril de 2012, Cristina anunció la decisión de expropiar el 51% de las acciones de la empresa que estaban en manos de la española Repsol y dispuso por decreto la intervención de la petrolera, en una operación política de envergadura que tuvo en el entonces viceministro de Economía, Axel Kicillof, a su principal ejecutor.
Luego le tocaría a Miguel Galuccio, primer presidente y CEO de la compañía nacionalizada, revertir los pésimos indicadores en exploración y producción.
Bajo manos del la española Repsol, YPF atravesaba una situación complicada. La producción caía sistemáticamente y lo mismo ocurría con las reservas. En paralelo los capitales españoles se llevaba las utilidades al exterior y la reinversión era prácticamente nula.
La compañía logró una utilidad neta de USD 16.450 millones entre 1999 y 2011 en un contexto en donde no se invertía en producción ni en refinación y el país gastaba más de 9.000 millones de dólares en importar combustible. Como explicó Kicillof a LPO: «Repsol tenia un plan claro que era no explorar más, no invertir más y vaciar los yacimientos que había recibido y vender los activos. Era un plan de vaciamiento, convertir YPF no para la producción, si no en estaciones de servicios. Desde la lógica empresaria les iba bien, pero no es un plan para un país. Se hablaba de un plan de lotear y vender Vaca Muerta».
Ese vaciamiento se observaba en el pago de dividendos. En lugar de destinar la ganancia a los pozos y a la producción se la distribuyeron entre los accionistas. Entre 1999 y 2010, se pagaron USD 13.246 millones en concepto de dividendos.
A partir de la estatización del 51% de las acciones, la mira del gobierno estuvo puesta en Vaca Muerta la segunda reserva de gas del mundo y la cuarta de petróleo. La nueva gestión estatal lo tuvo claro desde el principio, buscó atraer socios internacionales para que los primeros equipos de perforación atraviesen la formación geológica hasta llegar a la roca neuquina, rebosante de gas y petróleo.
la mira del gobierno estuvo puesta en Vaca Muerta la segunda reserva de gas del mundo y la cuarta de petróleo
El presidente de YPF, Pablo González, sostiene en diálogo que «el haber recuperado para la Argentina YPF y el potencial de Vaca Muerta significa la clave del futuro energético de los argentinos» y recuerda que «en esa fecha yo era senador de la Nación y me tocó participara de la sesión histórica de la ley de recuperación de YPF, donde se prioriza el autobastecimiento como fin del Estado».
Fue un desafío. Quizás imposible sin el rol de una petrolera con mayoría estatal. «Sin la estatización de YPF no habría ni un pozo en Vaca Muerta», dijo Axel Kicillof.
Por entonces, fueron muchas las voces que aseguraban que era económicamente inviable replicar en la Patagonia lo que era un éxito solo en Texas. Desde entonces el proyecto Vaca Muerta atravesó momentos complicados, entre otros motivos por los vaivenes de la economía Argentina. El desafío era lograr que la explotación no convencional permita una rentabilidad que posibilite la incorporación de otros jugadores a la explotación de Vaca Muerta, que para ese momento ya era vista como un vía al autoabastecimiento.
La forma de medir la eficiencia y poder comparar los desarrollos en distintas partes del mundo es a través del indicador ‘Costo de desarrollo’ que toma como unidad de medida el costo en dólares por barril extraído.
Desde 2016, el ‘Costo de desarrollo’ de las operaciones de YPF en Vaca Muerta fue en descenso y hoy se ubica en 8,6, muy cerca de los valores internacionales. En seis años, el costo se redujo en un 56% y el valor actual está en niveles similares a los del Permian, que es el desarrollo de los Estados Unidos que más se parece a Vaca Muerta y uno de los más eficientes del mundo.
«el haber recuperado para la Argentina YPF y el potencial de Vaca Muerta significa la clave del futuro energético de los argentinos»
Los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri fueron difíciles para la petrolera. La compañía fue gestionada con la idea de que era una empresa más del mercado y eso desdibujó su rol de liderazgo de la industria. Pero además, la perjudicó operativa y financieramente.
Todos los indicadores de la compañía vinculados con la producción de gas y petróleo colapsaron. La producción de crudo cayó un 10% entre los años 2016 y 2019. Lo mismo pasó con las reservas que cayeron un 10%. En cuanto al gas, la producción cayó un 9% y las reservas cayeron 30%.
Esta caída en los principales indicadores de producción de YPF tiene su correlato en la pérdida de posición en el mercado. La compañía perdió más de 10 puntos de participación en el mercado de la producción de gas como consecuencia de la aplicación de la resolución 46 y el subsidio que el Estado le dio a Tecpetrol (el brazo petrolero de Techint) para que desarrolle su proyecto de gas no convencional en Fortín de Piedra. La petrolera de Paolo Rocca se llevaba la mitad de los subsidios destinados a promocionar la explotación de gas y luego de años de ganancias entró en conflicto con Macri, cuando presionado por el acuerdo con el FMI, los limitó.
En 2020, la situación en YPF era muy compleja. La compañía venía de cuatro años de caída de las inversiones, caída de la actividad y caída de la producción con un nivel de endeudamiento muy alto. Esta situación se agravó con la pandemia.
Pablo González cree que «cuando la política energética del gobierno nacional no va en línea con el crecimiento de YPF el país lo siente».
Acaso por eso, durante 2021 y lo que va de este año se logró revertir la situación de declino de los años de Macri. El año pasado la empresa tuvo una inversión de USD 2700 millones y por primera vez en cinco años, la producción de hidrocarburos no fue negativa.
Además, por primera vez se logró frenar el declino de los campos maduros (convencionales) a través de la recuperación secundaria y terciaria.
En cuanto a Vaca Muerta, la producción de crudo no convencional creció un 62% y se duplicó la producción de gas. En tanto, el índice de reemplazo de reservas se ubicó en 229%, la marca histórica más alta registrada en los últimos 20 años.
«cuando la política energética del gobierno nacional no va en línea con el crecimiento de YPF el país lo siente»
Otro dato importante para medir el nivel de producción tiene que ver con las ‘etapas de fractura’. Los números oficiales muestran que, en los últimos 10 meses, YPF alcanzó un promedio de 500 etapas de fractura por mes. Un nivel de trabajos que la coloca como la más activa de la formación.