Familias trabajadoras, estudiantes, organizaciones políticas y sociales desbordaron la Plaza de Mayo, no solo por Cristina Kirchner, sino por la democracia.
la jornada convocó también a miles de trabajadores y trabajadoras que vieron que se sobrepasó todo límite
El atentado contra la vida de la Vicepresidenta despertó la salida unánime a las calles de miles de personas en la Capital y el Gran Buenos Aires, como así también en el interior bonaerense con un mensaje claro: “Democracia para siempre”.
Más allá de las propias expresiones partidarias de quienes pertenecen a organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos o sindicales, la jornada del 2 de septiembre convocó también a miles de trabajadores y trabajadoras que vieron que se sobrepasó todo límite.
El corrimiento del pacto democrático alcanzado en 1983 hizo que la masividad de la convocatoria -se calcula algo más de 500 mil personas- convocara a ancianos, familias enteras, estudiantes, trabajadores y jóvenes que fueron a expresar su apoyo, no solo a la figura de Cristina Kirchner, sino a lo que representa como una de las máximas figuras de la democracia y la historia argentina de los últimos 20 años.
“El pueblo argentino está conmovido incluidos millones que no simpatizan ni con Cristina ni con el peronismo. Hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio. El odio afuera”, fue el contundente cierre del documento de consenso leído en la Plaza de Mayo.
“El pueblo argentino está conmovido incluidos millones que no simpatizan ni con Cristina ni con el peronismo. Hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio. El odio afuera”
El canto del Himno Nacional luego de esas palabras finales fue también otra clara muestra de lo que se fue a defender allí: la democracia que, todavía con sus deudas, fue la mejor que supimos conseguir después de un siglo con seis golpes de Estado y 14 dictadores en el poder.
En el medio de las banderas, el humo de las parrillas, el merchandasig peronista, la cerveza y los bombos, también quedó la Argentina que no llega.