Unión por la Patria definirá su candidato a presidente con una inédita competencia entre las listas encabezadas por el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ De Pedro, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, en una puja que además de ser clave para los comicios generales del 22 de octubre tendrá consecuencias en el futuro del peronismo.
Los apoyos con los que contarán ambos precandidatos entre la estructura política y sindical del peronismo será otra de las incógnitas que se irá definiendo en las próximas horas.
El acto de Scioli en la sala del publicista Enrique «Pepe» Albistur, que tuvo al gremialista, Hugo Moyano en primera fila, comenzó media hora después de que De Pedro terminara con la última intriga que quedaba en las filas de la coalición peronista: la incógnita sobre quién sería, finalmente, el postulante del oficialismo apoyado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Tras el lanzamiento de De Pedro quedó en evidencia que su postulación tiene el respaldo de la mayoría de los intendentes y jefes territoriales del Gran Buenos Aires -hubo varios que retuitearon rápidamente el spot audiovisual, como el titular del Grupo Bapro Gustavo Menéndez-, como también de los gobernadores.
Sin embargo, los mandatarios provinciales hubieran preferido ir con una lista única a los próximos comicios, tal como lo plantearon ayer desde la liga de gobernadores peronistas (advirtieron que la unidad es necesaria para hacer frente a una «derecha argentina» que «defiende la violencia»); la misma postura transmitieron este jueves al presidente Alberto Fernández, el catamarqueño Raúl Jalil y el santiagueño Gerardo Zamora.
En cuanto al mapa sindical, Scioli produjo un hecho político cuando aparte de sentar a Hugo Moyano en un lugar preferencial del ND/Ateneo anunció que el secretario general de Camioneros estará en su boleta como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, una nómina en la que también tiene un lugar garantizado la dirigente social y comunicadora Mayra Arena.
Por el lado de De Pedro, se descuenta que el apoyo sindical provendrá de los gremios industriales de la CGT y de la CTA de los Trabajadores: por lo pronto, Hugo Yasky, diputado nacional del exFdT y titular de esa central, fue uno de los primeros dirigentes en compartir desde sus redes un flyer con el eslogan «Wado&Manzur&Cristina&Argentina».
Además, entrada la noche el equipo de campaña del hijo de desaparecidos y flamante precandidato compartió una foto de De Pedro con Pablo Moyano en la biblioteca del sindicato de choferes de Camiones; un rato antes, el ministro del Interior se reunió con los referentes del Frente Sindical para el Modelo Nacional, que encabeza el secretario adjunto de Camioneros, aunque desde esa corriente de la CGT resaltaron que el encuentro se produjo «en el marco de una serie de reuniones con diferentes precandidatos».
Una presencia que esta tarde no pasó desapercibida fue la del exministro de Agricultura Julián Domínguez, un dirigente experimentado que en los últimos años estuvo asesorando al gremio mecánico Smata y quien se mostró sonriente junto a De Pedro cuando el precandidato enfrentó a los movileros de televisión al retirarse de la sede de la UIA en el centro porteño.
Domínguez -un hombre cercano al titular del Interior- fue uno de los protagonistas de la última PASO que enfrentó a dos sectores del peronismo: ocurrió hace siete años, cuando compitió por la candidatura a gobernador bonaerense con el actual ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, hoy apoderado del sublema «Unidos Triunfaremos», que postula la precandidatura de Scioli.
Aquella primaria resultó traumática para el entonces Frente para la Victoria porque incluyó cruces y acusaciones en medio de una denuncia mediática contra el quilmeño Fernández, en una saga atravesada por la tensión que reactualizó una vieja máxima sobre la forma en que disputa el poder el peronismo: suele advertirse que el PJ, cuando compite, lo hace sin eufemismos ni modales europeos.
Habrá que ver si en esta ocasión, con una primaria que enfrentará a dos listas en todas las categorías electorales -desde Presidente hasta consejero escolar- y que se desarrollará a lo largo y ancho de los 24 distritos del país, los dos sectores de Unión por la Patria optan por una puja ordenada, con reglas escritas y no escritas.
Lo que está claro es que el peronismo se asoma a una circunstancia excepcional e histórica: una competencia por las principales candidaturas y, por ende, por la conducción del movimiento, un acontecimiento que tiene resonancias de la interna del justicialismo del año 1988, cuando se enfrentaron Antonio Cafiero y Carlos Menem.