El candidato

Por Nahuel Palomo

Sobredosis de pragmatismo para una sociedad empachada de debates inconclusos. Construcción de escenarios con alto nivel de profesionalismo. El equilibrista. Sergio Tomás, el candidato más político de todos. El resto, causa y consecuencia.

Los caminos condujeron a él, no por tweets ni sorpresas, sino por construcción en el detrás de escena. Tampoco por clamor popular. No tuvo su plaza, mucho menos su 17 de Octubre

En términos de movilización le bastó con un congreso del Frente Renovador a 10 años de su creación en 2013, tiempos en los que se jactaba de frenar la posible, pero nunca mencionada, reforma constitucional que permitiese la re-reelección de Cristina. A Massa no le fue necesario contar con el clásico termómetro del peronismo, como lo es “La Calle” para generar la movilización de las bases por él. Sin embargo, le cambió el sentido al término y le dio otro valor. Entre los principales argumentos que puso sobre la mesa a la hora de hablar de su gestión, se encontró otra “La calle”, que hacía y hace referencia al estallido social que frenó. En Marzo, Jorge Ferraresi dijo que salvó al gobierno del helicóptero. En Mayo, la vice manifestó que “agarró una papa caliente”.
El ya lejano cierre de listas dejó de manifiesto cómo la ingeniería política del tigrense pudo con el por entonces aparente escenario irreversible de las PASO. La construcción de escenarios es una habilidad nata de Massa, la necesidad de él forma parte del repertorio de herramientas con las que cuenta. Su agenda de contactos, amistades, conocidos e influencias construyeron escenarios y horizontes de emergencia que lo hicieron imprescindible en, por lo menos, 3 momentos desde el surgimiento del fallido Frente de Todos. El primero se dio en la creación misma de la alianza electoral, cuando el kirchnerismo creyó que con la actual vice como principal candidata no alcanzaría para derrotar al oficialismo de Mauricio Macri. Unidad Ciudadana salió en busca de, primero, Alberto Fernández y, luego, de Sergio Massa, aunque claro está que el actual presidente sirvió de nexo indispensable con el pejotismo clásico (gobernadores y CGT) y el Frente Renovador. Allí, el escenario de emergencia era el electoral. En segundo lugar, durante los 24 días caóticos de Silvina Batakis como Ministra de Economía, parecía que los mercados estaban disconformes con su designación y pedían otro rumbo. En este escenario de emergencia económica, donde con esa gestión ministerial el dólar aumentó $64, apareció el superministro de las carteras unificadas que los mercados pedían. El tercer escenario que fue beneficioso para los intereses políticos de Massa, claro está, fue su elección como candidato a presidente.
La designación del actual ministro de economía como precandidato a presidente se puede estudiar desde diversas causas, pero hay 2 que son innegables y que sirven como base para estudiar al resto. La primera es la estabilidad económica y financiera que sólo él puede ofrecerle al establishment y los mercados. El respaldo de los empresarios del círculo rojo y los vínculos diplomáticos del ministro oficiaron de limitantes a la hora de elegir al candidato; los desembolsos del FMI, la disparada del precio dólar, el crecimiento del riesgo país, el equilibrio de la balanza comercial y el control de la inflación para que no vuelva a superar el 8% de abril fueron variables que el mercado presentó como controlables solo por Massa. Nadie puede ser competitivo electoralmente con esas variables descontroladas. Es simple, si el ex presidente de la cámara de diputados las controla, no tiene otro lugar electoral que no sea el de precandidato a presidente. Si él no las controla, nadie es competitivo. Este tercer escenario fue de emergencia económica y política. Ante la emergencia, siempre Sergio Tomás.
Se puede mencionar un cuarto escenario que fue constante desde el distanciamiento entre los Fernández y que casi coincide con las elecciones del 2021. Roto el diálogo entre el presidente y su vice, el ministro tomó el rol de intermediario entre ambos entendiendo los tonos que debía usar con cada uno y los intereses políticos de cada sector, sin perder perfil propio. Si bien con el correr del tiempo en el gobierno ese rol lo fue ocupando Juan Manuel Olmos, Massa creó las condiciones para que todos necesiten de él. Indispensable para la relación del gobierno con los gremios, jueces y fiscales, dueños de medios de comunicación, políticos opositores y empresarios de alto nivel. Cabe mencionar a su reciente incorporación al mundo de las alianzas estratégicas, Julián Domínguez, hombre reconocido y respetado en el mundo de la iglesia católica. El equilibrista del poder construye escenarios para que su papel sea indispensable en cualquier terreno.

El equilibrista del poder que construye escenarios para que su papel sea indispensable en cualquier terreno

Su designación no solo le dio expectativa al peronismo, sino que sedujo al establishment que esperaba expectante al candidato oficialista para terminar de completar la oferta promercado que todo el sistema político ya había ofrecido. Haciendo un breve repaso electoral se visualiza que las ideas subidas de tono propuestas por Javier Milei no convencen a quienes tienen grandes inversiones en nuestro país, que no ven con buenos ojos que el banco central se corra de todas sus intervenciones (aunque apoyen algunas ausencias en determinados temas), que la obra pública deje de ser tal, y que la moneda oficial sea el dólar. Las ideas de libertad tienen un límite, y es el orden que genera ganancias económicas. Por otro lado, valoran “el coraje y la valentía” de Patricia Bullrich para enfrentar a los gremios y movimientos sociales, pero el caos social es difícil de contener.

En la balanza de beneficios y daños, la paz social pesa más que cualquier otro argumento, dado que “los paros en las fábricas”, “no poder tomar un avión porque el aeropuerto está tomado”, o “la calle intransitable” son escenas que ningún integrante del círculo rojo quiere atravesar

En un país donde hay un sinfín de sorpresas diarias, el establishment prefiere asegurar los pocos puntos de orden y estabilidad que aseguran continuidad a sus proyectos

Quienes frecuentan con ambos, aseguran que el rumbo que ofrece Larreta no varía demasiado con el ofertado por el actual ministro de economía. La ecuación es perezosa, pero certera. Si Larreta oferta exceso de similitudes con Massa, pero uno tiene musculatura política, perfil propio y al kirchnerismo encolumnado bajo su proyecto, nunca fue tan fácil elegir. Estabilidad macroeconómica, reformas sistémicas buscadas hace años y orden social en la calle es la fórmula del éxito para un gran sector del empresariado argentino. Si a esas 3 herramientas para “encarrilar” al país se le suma que quien conduzca este proyecto será un hombre con excelente relación con el empresariado, el combo es completo. El jefe de gobierno porteño presenta un cambio estable en el tiempo, pero no puede responder qué hará con las reacciones sociales que sus propuestas antipopulares generarían. Para ello, Massa se jacta de haber construido el consenso interno necesario que lo legitimara políticamente. La principal diferencia entre los amigos es la musculatura política y las consecuentes posibilidades de contener el orden social.
Para el empresariado nacional es una oportunidad histórica para articular crecimiento económico, reformas estructurales y control de la calle con el peronismo gobernando. La recíproca relación Massa-empresarios se vio reflejada en la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner, donde los tiempos de obra se aceleraron y la relación entre ambos sirvió de motor para ello.
Si el equilibrista prescindió de la calle para generar las condiciones que facilitaran su candidatura presidencial, hoy prescinde de militancia propia que lo lleve como bandera casa por casa. Sin embargo, entendió que con ello no era suficiente, y el arribo al FdT en parte se explica por la necesidad de articular con el sector del peronismo que mayor movilidad y territorialidad tiene.
Con la radiografía clásica de sus fortalezas y debilidades, Massa y su equipo de campaña deben responder a qué sector de la sociedad le dirigirán su mensaje. Claro está que arruinó los planes comunicacionales del búnker de Larreta, que le corrió “la ancha avenida del medio” y que el jefe de gobierno no encuentra una sintonía clara que muestre un liderazgo fuerte de su persona. El equipo del líder del Frente Renovador cree que las chances del oficialismo aumentan ante un eventual ballotage ante Patricia Bullrich, por lo que apuestan a su victoria en la interna cambiemita. A pesar de ello, también deben apostar por una buena elección de Javier Milei, para cumplir con el deseo de ser el candidato más votado del 13 de agosto. Que Bullrich gane, pero no por mucho. Que a Milei le vaya bien, pero no por mucho. Que Grabois no obtenga muchos votos, para que el tigrense sea el más votado. He aquí el escenario ideal de las paso para el constructor de escenarios.
¿Cómo generar la expectativa de un futuro más prometedor para la sociedad? es la pregunta que debe responder el tigrense. La estabilidad y el orden macroeconómico a futuro no forman parte del repertorio que la sociedad busca, que está más direccionada hacia un cambio de rumbo económico que garantice crecimiento, estabilidad y control de la inflación. La promesa de un futuro mejor, para un presente que el mismo ministro administra.
El profesionalismo del ministro de economía bastó para apagar el incendio financiero y económico del momento en el cual se produjo su asunción, pero daría la sensación de que el 48,24% del electorado del 2019 no lo votó para esa función. Ponerle orden a las tarifas públicas, controlar la inflación y encender la economía eran las principales tareas que se les habían otorgado al peronismo unificado. El caos que ordenó Massa es la profundización del desorden que ya había generado el gobierno predecesor. Ante el caos que generó el macrismo, como dice Pablo Touzón, “En caso de incendio rompa el vidrio y saque un peronista”.

El profesionalismo del ministro de economía bastó para apagar el incendio financiero y económico del momento en el cual se produjo su asunción, pero daría la sensación de que el 48,24% del electorado del 2019 no lo votó para esa función

El gasoducto Néstor Kirchner, el aumento de las becas progresar y el lanzamiento de la nueva línea de crédito de la ANSES, forman parte de una batería de medidas que no rompen la lógica de la economía de la calle, ni tampoco terminan de construir esperanza en la sociedad. La construcción de expectativa debe ser un objetivo para el conjunto de la sociedad, pero intentar contener al electorado K que lo mira con recelo entra en los puntos más desafiantes para un Massa que supo ser duro con absolutamente todo el ecosistema kirchnerista. En el orden de prioridades, Massa sabe que no hay resultados electorales favorables si no equilibra la economía, contiene al electorado K y construye una narrativa de expectativa a futuro.