Martín Menem cuestionado por no controlar el bloque. La influencia de Karina. Zago aprovecha y acerca su bloque al PRO para desplazar a los libertarios de la segunda minoría.
Impugnaciones y peleas entre los diputados de La Libertad Avanza
Pases de facturas, sospechas de carpetazos, impugnaciones al liderazgo de Martín Menem, peleas en los grupos de WhatsApp: la excursión al penal de Ezeiza de los seis diputados oficialistas que fueron a sacarse fotos con Alfredo Astiz causó un terremoto en La Libertad Avanza. Y Menem, que intentó desentenderse de todo el episodio, terminó quedando en el ojo de la tormenta. Sus enemigos internos lo acusan de no poder controlar el bloque y aprovechan el escándalo para echarle en cara las broncas que arrastran hace meses. Son días convulsionados para un bloque acostumbrado al caos y la anarquía que, sin embargo, se aproxima cada vez más a una ruptura. En eso comenzó a trabajar Oscar Zago, que fantasea con crear un interbloque con el PRO y todos los satélites del oficialismo que no responden a Menem. Zago imagina un espacio autónomo del control de Karina Milei y viene conversando con Cristian Ritondo para lanzarlo, oficialmente, en agosto.
No son pocos los diputados libertarios que buscan cobrarse, hace tiempo, su venganza contra Martín Menem. Muchos lo acusan de violar acuerdos, de prometer lugares en comisiones y, después, quitarlos sin dar grandes explicaciones. El caso de Marcela Pagano y la presidencia de la comisión de Juicio Político fue el más resonante –ya que derivó en el descabezamiento de Zago y el desembarco de Gabriel Bornoroni en la presidencia del bloque–, pero no el único. Varios, además, le resienten –a él y a Karina Milei– el haberlos desplazado de los armados territoriales de La Libertad Avanza, discriminándolos frente a los «preferidos» de la hermana del presidente.
El caso de Marcela Pagano y la presidencia de la comisión de Juicio Político fue el más resonante
Los recelos y rencillas personales vienen de larga data, pero la visita a los represores condenados por delitos de lesa humanidad que organizó Beltrán Benedit terminó haciéndolos explotar por el aire. «Este es el tipo que asesinó a las monjas francesas, ¿cómo van a ir a sacarse fotos con él?», se indignaban varios que, con la misma rapidez que señalaban que había que «respetar los derechos humanos» de los condenados, advertían que visitar a Astiz, llamarlo por su nombre de pila como si fueran amigos y, de paso, entrar ilegalmente los celulares al penal para poder retratar el feliz encuentro, había cruzado un límite.
Los integrantes de la comitiva encabezada por Benedit, que habían viajado a Ezeiza en un auto oficial del Congreso, quedaron manchados. Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, Lourdes Arrieta, María Fernanda Araujo y, en menor medida, Rocío Bonacci arrastran, ahora, un estigma y varios libertarios especulan con su expulsión. Algunos diputados oficialistas, como Zago o Carlos D’Alessandro, han declarado públicamente que están de acuerdo con la comisión investigadora que pidió conformar Unión por la Patria. «Son la mancha venenosa», deslizan voces de la bancada libertaria que, sin embargo, cuestionan que Menem se haya «lavado las manos».
El presidente de la Cámara, por ahora, ha decidido desentenderse de todo el episodio, argumentando que eran «actos individuales» que no representaban ni al bloque oficialista ni al gobierno nacional. La conducción libertaria confía que el tema se diluirá sólo y es por eso que, hasta ahora, han maniobrado para desescalar el conflicto: Menem le prohibió a Benedit que publicara un comunicado defendiendo sus reuniones con represores –los llama «ex combatientes que libraron batallas contra la subversión marxista»– y les prohibió dar declaraciones a los medios al resto del «Grupo de los 6».
La mayoría optó por bajar el perfil, pero no todos. Benedit, por ejemplo, decidió forzar la situación y compartió, hace unos días, un largo video en el que cuestionaba la política de derechos humanos de los Kirchner. El video, que publicó en grupo de WhatsApp interno de LLA, arranca con una imagen de Videla y una voz en off que dice: «Había que buscar un enemigo lo suficientemente malvado a quien cargarle con todos los males de la Argentina. Y las fuerzas armadas eran los enemigos perfectos». La única que atinó a responderle fue Cecilia Ibáñez, una de las diputadas del MID (el bloque que armó Zago cuando rompió con LLA). «Benedit guardate al silencio, no tenes vergüenza», le espetó. Lilia Lemoine amagó con defenderlo, pero después de eso solo silencio: ni Karina Milei ni Menem ni Guillermo Francos ni ninguno de los ministros nacionales que participan del grupo hicieron comentario alguno.
El PRO y el MID: una nueva alianza
La crisis interna que generó la visita a Astiz, finalmente, terminó funcionado como caldo de cultivo ideal para la conformación del interbloque opo-oficialista que Zago quiere construir hace semanas. Primero lo intentó con Menem cuando lo desplazaron de la presidencia de LLA y armó, junto a Ibáñez y Falcone, el bloque MID: en abril, buscó convencer al riojano de armar un interbloque libertario con varios satélites sueltos alineados con el oficialismo, como la tucumana Paula Omodeo y la dupla Carolina Píparo-Lorena Macyszyn. Ni Menem ni Bornoroni se mostraron interesados, por lo que Zago comenzó a conversar con el titular del PRO, Cristian Ritondo.
Ritondo y Zago se conocen desde hace más de 20 años, cuando ambos integraban el bloque PRO en la Legislatura porteña. Tienen buena relación y vienen trabajando, hace un par de semanas, para conformar un interbloque que sea presidido por Ritondo e integre al PRO, al MID, algunos de los satélites oficialistas sueltos e, incluso, algunos diputados de LLA. Marcela Pagano, que quedó golpeada luego de que Menem y Karina mandaran a desplazarla de la presidencia de Juicio Político, encabeza el listado, aunque aún no ha definido qué hará si el interbloque se conforma
En el caso de oficializarse la conformación, el interbloque PRO-MID pasaría a tener al menos 40 o 41 diputados, superando en número de bancas a LLA –que tiene 38 diputados– y convirtiéndose así en la segunda minoría de la Cámara de Diputados (la primera es UxP). El PRO, que está en su fase más combativa (debido a la interna entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich), ganaría con esta movida mayor número y poder frente al gobierno. La decisión, sin embargo, será un tortazo directo a Menem. «Este gobierno no paga traidores», advirtieron, amenazantes, en el entorno del riojano.